Voy con tiempo para perderme
- Francisca Toledo, Psicóloga Fundadora Work Therapy

- 31 jul
- 5 Min. de lectura
Entre mapas y desvíos: el valor del autoconocimiento en el crecimiento profesional
Un recuerdo que me marcó
Me gustaría compartir con ustedes un recuerdo, de aquellos que te quedan grabados en tu memoria como si fueran parte de tu identidad, de tu historia y de un momento que te recuerda algo importante de ti mismo/a.
En mis tiempos universitarios, a veces tenía que hacer trayectos largos en transporte público para alguna asignación, proyecto o tarea en particular, y, recuerdo que días antes me preparaba y buscaba en google maps a dónde tenía que ir, para saber cómo sería la ruta y qué transbordos tendría que hacer. Me gustaba llegar, primero que todo, tranquila, sin estresarme por la hora o si iba tarde. También, me gustaba y lograba ser organizada con mis deberes y actividades como universitaria, lo cual, con el paso del tiempo puedo decir humildemente que se ha mantenido como parte de mi identidad profesional.
Este recuerdo se remonta a una de aquellas veces, en la que tenía una reunión con mi supervisora de Tesis (proyecto para titularme) y me tocó trasladarme de una comuna a otra, con una distancia importante y varios transbordos, lo cual no era tan común en mis viajes recurrentes. Entonces, para lograr llegar de manera puntual y sin saber cómo estaría el tráfico a esa hora, me fui con al menos 2 horas de anticipación, o quizás más…
¿Por qué salí con tanto tiempo?
Por qué 2 horas se preguntarán, podría ser un poco exagerado para una reunión universitaria de 30 minutos. Bueno, la verdad es que no solo consideré el tiempo de viaje, sino que también el tiempo que me tomaría perderme…Y sí, leíste bien, perderme.
Desde pequeña me ha costado ubicarme en los lugares a los que he ido o en los trayectos que he realizado. Es como que me cuesta encontrar “el norte”, pero en este caso es literal, como si mi brújula interna o mapa estuviera mal calibrado de “fábrica”. Incluso, me pasaba muy frecuentemente y aún me pasa que, en lugares como el mall, entro a una tienda y salgo por la misma dirección de la que vine, terminando mis paseos dando vueltas en círculos, lo que, en situaciones más importantes que un paseo en el mall, se traduce en rutas poco eficientes. A medida que fuí creciendo me apoyaba mucho en mis amigas o familia cuando salía, dejando que los demás “se ubicaran” y yo los seguía, lo cual también me hizo descansar en ellos (para bien y para mal), y, cuando yo debía dar las indicaciones, me enredaba y terminaba siendo “cero aporte” e incluso en más de algún viaje en uber terminé desorientando más al conductor que ayudándolo a ubicarse cuando me pedía ayuda para encontrar el destino.
Esto provocó que muchas veces me frustrara, cuestionándome por qué no era como otras personas a quienes se les hacía tan fácil ubicarse “espacialmente”. Incluso intentaba, tal como algunos amigos me recomendaban, salir o doblar por el camino contrario al que yo creía que era el correcto, pero nunca funcionaba. Ni compararme con otros ni luchar en contra de mi naturaleza me daba un buen resultado, al contrario, me hacía frustrarme y sentirme “inútil” y “menos” que el resto.
Con el tiempo me di cuenta que esta dificultad para ubicarme espacialmente era una característica algo cargada genéticamente, ya que mi madre y otros parientes por el lado materno les pasaba lo mismo. Imagínense entonces lo que era y sigue siendo ir al mall con mi madre. Y sí, como se podrán imaginar, las dos nos perdemos juntas, pero saben qué, lo pasamos estupendo, ya que no nos criticamos, disfrutamos, aceptamos este rasgo de nosotras e intentamos encontrar el mejor camino posible juntas (y nunca perdonamos el cafecito entre “pérdidas” y risas).
¿Qué aprendí de esto?
Volviendo a la anécdota, salí ese día a mi reunión de supervisión con tiempo para “perderme”, sabiendo que me cuesta ubicarme en lugares nuevos. Entonces, asumí que era una posibilidad el hecho de que me tomaría más tiempo de lo usual encontrar el lugar de encuentro. Asumí que la tendencia a desorientarme era parte de mí, que no podía negarlo ni debía ocultarlo, sino que debía asumirlo y trabajarlo para que no me hiciera sentir menos, ni tampoco “inútil” o impidiera mi desarrollo o cualidades positivas de mi misma, como lo es el ser puntual, organizada, comprometida, etc.
¿Por qué les hablo de esta historia? que puede parecer muy simple y “obvia”. Porque muchas veces olvidamos estos fragmentos de nosotros mismos que frecuentemente escondemos, rechazamos o criticamos con dureza. Cuando visualizarlos con humor y autocompasión nos ayuda a aceptarlos de forma positiva, ya que les estoy poniendo atención y aprendo a conocerme, por lo tanto, los podré trabajar de forma más eficiente y así tomar acciones que me permitan mejorarlos, o bien, que me ayuden a que esto no sea un obstáculo importante en mi vida y que me perjudique de manera negativa.
Cómo lo aplico en mi vida hoy
¿Cómo se traduce esto en la vida cotidiana? En mi caso, se traduce en que salgo con tiempo para perderme y lo digo tanto literalmente como aludiendo a una analogía. Esto es porque puede traducirse en otros aspectos, como por ejemplo, si sé que me demoro más de la cuenta en hacer cierto tipo de trabajos, informes o proyectos, visualizo esta dificultad y me preparo para esto, por ejemplo, comenzando con anticipación a realizarlos, preguntando a otros cómo lo hacen o buscando nuevas estrategias de gestión del tiempo que me permitan ser más rápido cuando es necesario. O, por ejemplo, si sé que me frustro o desmotivo fácil cuando debo hacer algo que no me gusta, busco la forma para hacer que ese momento o tarea sea más atractiva; pongo música, me hago un café (como mis lectores recurrentes se darán cuenta, menciono siempre el café porque para mi es un gran momento de pausa, concentración y autocuidado. Para tí, puede ser este u otro elemento o actividad), o quizás, si sé que me cuesta motivarme en algunas tareas, pido ayuda o algún consejo a un amigo/colega, etc.
Aceptar no es resignarse
También quiero mencionar que, con la analogía de “voy con tiempo para perderme” no tengo la intención de “decretar” que me va a costar algo o que me voy a equivocar, sino más bien de mostrarles lo positivo que es permitirse ser uno mismo, de forma liviana, con humor, compasiva y pragmáticamente. Al mismo tiempo, visualizando sus espacios para mejorar y así prepararse e incluso evitar imprevistos o situaciones que les puedan afectar, pudiendo resolverlas de la mejor forma posible. En mi caso, el ejemplo de planificar mis viajes no solo me ha resultado bastante bien para desplazarme de forma efectiva y puntual (lo cual sigo haciendo tanto en auto como a pie), sino que también para otros aspectos de mi vida que necesito desarrollar, en todo ámbito; personal, laboral y profesional. Recuerda, “Prepararse también es una forma de autocuidado”
Una invitación para ti
Podríamos estar hablando de este y muchos otros ejemplos que se ven en nuestro día a día y que muchas veces nos hace falta analizar, para esforzarnos por entendernos, conocernos, empatizar con nosotros mismos y trabajar de forma efectiva nuestras “falencias”. Espero que estas reflexiones te dejen algo positivo en tu día, en tus propósitos y/o en tu vida. Me encantaría leerlos… Y si alguna vez necesitas ayuda en este proceso de autoconocimiento, no dudes en pedir nuestro apoyo, aquí estaremos para guiarte y encontrar mejores herramientas para cumplir con tus sueños y objetivos.
¿Te gustaría trabajar tus propias “desorientaciones” con herramientas prácticas y apoyo profesional? Descubre nuestros programas de coaching en www.worktherapy.cl” y entérate de todos los tipos de Coaching que he diseñado para ayudarte en este turbulento entorno laboral, para guiarte hacia tu felicidad y éxito, a tu ritmo… Síguenos en redes sociales para más tips e información de las asesorías.
¡Te invito a seguir conociendo este camino conmigo!
Fran Toledo
Psicóloga, Orientadora y Fundadora de Work Therapy. Experiencia en Recursos Humanos, Consultoría y Docencia. Experta en Atracción de Talento, Assessment y Desarrollo de Competencias.




Comentarios